Conversión en las Parroquias para evangelizar mejor
La Congregación para el Clero promulgó una instrucción para la mejor marcha de las Parroquias atendiendo las dificultades vocacionales y el compromiso de los Laicos
Desde los comienzos de la Iglesia, los Apóstoles y sus primeros Presbíteros se esmeraron en la organización de las comunidades cristianas, a medida que iban creciendo en número los Bautizados y al irse expandiendo por muchas partes, los Discípulos del Señor, fueron adecuando algunas casas en donde se celebraba la Eucaristía, se escuchaba la enseñanza de los Apóstoles, se hacía la oración en común y se ejercía la caridad; de allí provienen términos como Qahal en lengua hebrea y Ekklesia en Lengua griega, es decir, Asamblea Litúrgica, Cuerpo Vivo de Cristo.
Es tan bella nuestra Iglesia que hay lugar para todos y todos tienen un lugar, en virtud del santo bautismo todos tenemos dones y carismas dados por el Espíritu Santo que nos ayudan a hacer la Voluntad de Dios y servir con humilde generosidad a los demás, alimentados con los Sacramentos y nutridos con la Santa Palabra de Dios. Con el paso de los siglos, la historia nos ha ofrecido algunos cambios que han impulsado a la Iglesia a responder con acierto a los retos culturales, por esa razón las Parroquias al ser dinámicas deben vivir una conversión y renovación para responder mejor a la Sociedad que todos los días cambia.
El nuevo documento emanado de la Congregación para el Clero, está destinado a los Obispos, Sacerdotes, Religiosos y Laicos, no contiene novedades legislativas ni canónicas sino que quiere motivar a los Bautizados en su servicio evangelizador, es recordarnos que debemos dar frutos según la vocación que hemos recibido dentro de nuestra Comunidad Parroquial. El texto puede tomarse en dos partes: Capítulos 1 - 6 nos ofrece una amplia reflexión sobre la conversión pastoral en la parroquia y el sentido misionero en ella y los Capítulos 7 - 11 nos regala una visión de las distribuciones pastorales en la Parroquia de acuerdo a la vocación recibida.
El bello concepto "Casa en medio de las casa" es fundamental para la conversión, pues la Parroquia debe ser el centro de la ciudad en donde se practique la caridad, se sirva con amor a los más pobres, se enseñe la Palabra de Dios y se alimente a los hijos con los Sacramentos; es una realidad cambiante pues la gente va y viene, debe ser el lugar en donde todos los bautizados sean protagonistas y pongan a funcionar el Bautismo recibido según la vocación recibida.
El Párroco es el Pastor de la Parroquia y debe estar al servicio de ella y no al contrario, debe ser un Presbítero y estar nombrado sin tiempo determinado aunque la conferencia episcopal puede determinar algunos límites, tiene el deber moral de presentar su renuncia a los 75 años y debe gozar de autoridad para tomar decisiones. Los Diáconos no son "mitad sacerdotes y mitad laicos" gozan del sacerdocio de Cristo en un grado especial y deben tener tareas de caridad, servicio a los pobres, Evangelizar con la Palabra de Dios y no ser considerados funcionarios del Altar.
También hay un apartado especial para los Religiosos, Consagrados y los Laicos en la dinámica Parroquial; me llama la atención que de los primeros el documento les pide ser "luz y testimonio de su íntima unión con Cristo" y de los segundos, es decir de los laicos, el documento insiste en el "generoso compromiso evangelizador" pudiendo recibir los Ministerios Extraordinarios del Acolitado y Lectorado para el servicio de la comunidad, con el compromiso de ser ejemplo en las familias y en la Parroquia.
La Congregación rescata dos instancias Parroquiales que deben existir de manera "consultiva" presididas por el Párroco, a saber: el Consejo de Asuntos Económicos que debe ser ejemplo de transparencia y buen uso de los bienes temporales de la Parroquia, debe ser modelo de buen manejo económico y sobriedad, y el Consejo Pastoral cuyo servicio debe ser implementar estrategias de servicio a los pobres y mantener viva la catequesis a todas las personas de la Comunidad; no hay que pasar por alto que la Iglesia no debe dar la impresión de "cobrar por los Sacramentos", el carácter gratuito debe imperar en la vida parroquial.
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